Conflictos intergeneracionales.

Los conflictos son inherentes a la vida humana, ocurren cuando por lo menos dos partes interdependientes perciben que sus objetivos son incompatibles y que la otra parte interfiere para alcanzar sus metas.

La diferencia de edades, provoca una multiplicidad de factores de desencuentro: La forma de crianza de las diferentes épocas, los valores en las relaciones interpersonales, los medios y las formas de comunicarse, las expectativas en la concreción de proyectos, la experiencia y las necesidades; se hace necesario evidenciarlas y trabajarlas con el objetivo de achicar la distancia intergeneracional que produce el desencuentro entre las partes.

En la distancias entre las personas sucede una distorsión en la comunicación cuyo resultado final es el desencuentro, el desentendimiento, el desgaste y la ruptura de las relaciones.

Los adultos devenidos padres reelaboran y resinifican su niñez y su adolescencia, son inevitables las comparaciones, los juzgamientos por las diferencias en la crianza entre las de ellos y las de sus hijos, las permisividades de la sociedad actual, poniendo en evidencia la distancia generacional entre los padres y sus hijos.

Cuando el conflicto es entre padres e hijos adultos, se está frente a dos generaciones de personas afianzadas en sus hábitos, costumbres y valores, en muchas ocasiones muy reticentes y temerosos a los cambios y sus consecuencias, la poca confianza en sus recursos personales para afrontar la realidad social del momento introduce incertidumbre y desequilibrio emocional.

El conflicto puede dar un rumbo constructivo a las diferencias y vislumbrar una variedad de opciones en la forma de administrarlos.