Factores que influyen en la percepción

Cuando nos relacionamos con el mundo surgen sentimientos e ideas que influyen en nuestro pensamiento y en nuestras decisiones. En este proceso de percepción del entorno, intervienen factores de los que no somos conscientes, y que modifican nuestra actitud, nuestra predisposición, y nuestra reacción. Es importante saber que esto pasa independientemente de nuestra voluntad, por lo que tenemos que aprender a reconocer, evaluar, y decidir sobre los resultados finales de este proceso. A veces esos sentimientos son compatibles con la situación que se está desarrollando, pero en otras ocasiones aparecen reacciones que a simple vista, no son acordes a los temas que se están tratando, ni a la persona con quien se está relacionando, esto se debe a que en nuestro presente interviene nuestro pasado, y también en los proyectos y expectativas a futuro. 

El resultado de la percepción de una persona varía, influenciada por factores que superan la voluntad. Lo importante es poder tener discernimiento para diferenciar que lo que se percibe no es una lectura errónea de la realidad.

Nuestro hoy está condicionado por la vivencias que se encuentran guardadas en lo más profundo de nuestra psiquis, las que afloran provocadas por situaciones del presente y espontáneamente se asocian con lo que nos rodea, buscando que la realidad confirme nuestra idea y reafirme nuestras certezas para que continúe siendo así y no se tenga que enfrentar con el desafío de algo diferente que pueda desorganizar la estructura de pensamiento. De esta manera encasillamos y rotulamos a la nueva experiencia, guiados por los prejuicios y certezas ya existentes, grabadas como únicas e insoslayables; de esta forma nos privamos de conocer el mundo, cerrando la posibilidad de vivir nuevas experiencias y de exponerse a nuevas reflexiones, así se evitan posibles sentimientos y emociones desagradables, como la incertidumbre, la ansiedad, y el miedo. 

Otro factor que influye en la percepción del mundo que nos rodea, es el estado de ánimo en que la persona se encuentra en el momento de asimilar y acomodarse al entorno , esas emociones y sentimientos influyen sobre el sentido que se da a lo que se percibe, por ejemplo si estamos felices todo lo vamos a percibir positivamente y con esperanza; por el contrario, si estamos influenciados por la tristeza, todo nuestro entorno será percibido negativamente y con perspectiva desalentadora. Si nos encontramos en un momento de ira se puede reaccionar impulsivamente, sin pensar en las consecuencias.

Si se aprende a relacionarse con el mundo desde una perspectiva de querer conocerlo y no desde una posición de defenderse y/o atacarlo, las posibilidades de acercamiento cambian favorablemente, el ánimo se modifica, logrando que la tensión física y psíquica sea la justa para estar atentos a recibir información del mundo, y la activación defensiva se mantiene en niveles razonables de estimulación para poder pensar con claridad. 

Pensemos esta escena: una persona golpea a la puerta de nuestra vivienda, esta situación nos alarma reaccionando y yendo a ver quién es. Si no reconocemos a esa persona, lo primero que surge a la memoria son las experiencias anteriores ante acontecimientos similares. Seguidamente invade el sentimiento que viene enlazado con esa experiencia, entonces se puede reaccionar de varias maneras: abrir o no la puerta, guiados por la confianza o desconfianza, provocando acercamiento o no. Se puede preguntar quién es y qué necesita, en una actitud de acercamiento, abriendo una posibilidad de dialogo, e interiorizarse más de la situación; o decirle directamente que se vaya, cerrando toda forma de conocer algo más sobre el tema que se presenta, influenciado por la desconfianza o miedo, todas las respuestas son el resultado de la percepción , lo más conveniente sería en ese momento evaluar lo que se piensa respecto a la situación real, qué sentimientos experimentamos, si ayudan u obstaculizan, y validar los datos que se tiene haciendo preguntas, una vez que corroboramos la realidad y se tiene un panorama de la situación, recién reaccionar. La validación de una situación se puede hacer en pocos segundos, una inadecuada reacción puede llevar mucho tiempo de reparación.

Conclusiones para tener en cuenta

Corroborar la información que nos llega.

No tomar como validas ideas erróneas

Aprender a evaluar lo que se piensa 

Reconocer nuestro estado emocional.

No tomar decisiones ni conclusiones rápidas

Dejar de lado los prejuicios que obstaculizan la percepción.

Conocer, evaluando y tomando la realidad que nos rodea abiertos a las posibilidades. 

No guiarse por supuestos, sino por sucesos y conductas validadas con criterio.

No diversificarse, centrarse en prestar atención a lo importante.

Pensar que las experiencias pueden ser diferentes.

Si sólo creemos en lo que refuerza nuestras ideas, nos cerramos a nuevas posibilidades, a tener diferentes experiencias y a potenciar el crecimiento personal.