La Empatía

Cuando entablamos una conversación tratamos de entender lo que la otra persona dice y lo hacemos, en un principio, desde nuestros parámetros, desde nuestras vivencias, y desde nuestros valores. Esta situación es aceptable en una primera aproximación al mundo de otro, pero para realmente comprenderla y acercarnos lo más posible a su sentir, hay que escuchar. Este acto implica activar más recursos cognitivos para agudizar la atención, concentrarse en lo que el otro dice, siente y hace, integrado todo a su historia , sus deseos y necesidades. Es donde la empatía tiene un lugar preponderante, es un acto simbólico en donde una persona trata de ponerse en el lugar del otro.

Lograr la empatía es complejo, hay personas que tienen más desarrollada esta capacidad cognitiva que otras, también se puede entrenar y desarrollar para poder percibir y sentir con más facilidad los sentimientos ajenos, e integrar en un todo a la otra persona, como un ser biológico, psicológico, histórico, y social. 

Para qué sirve?

La base de las relaciones humanas es la comunicación. Emitir información y que la misma se recepcione con la misma intención y sentido que se quiere transmitir, es todo un logro, y en muchos casos una misión imposible. La comunicación efectiva depende de muchos factores, uno de ellos es la empatía. Lograr entender el decir del otro es comprenderlo en su totalidad.

Hagamos un ejercio: dediquen unos minutos para pensar si entendieron empáticamente lo que una persona les acaba de decir, ahora piensen después de escuchar al otro, qué fue lo primero que pensaron. En la mayoría de los casos surge un juzgamiento o un consejo. Esta actitud ya nos muestra que no estamos siendo empáticos, porque seguimos pensando desde nuestros propios valores, por eso juzgamos, porque estamos comparando lo que nos dicen con nuestros conceptos, valores y experiencias, enarbolando lo nuestro como la verdad.

Una empatía efectiva en la comunicación, favorece el entendimiento de los conceptos y sentimientos del otro, y achica las posibilidades de desencuentros. Podemos diferenciar lo que uno piensa, de lo que el otro piensa y siente, y entonces reconocemos al otro como alguien diferente a uno, que piensa, siente, y hace a su manera.

Lograda la empatía nos podemos preguntar ¿qué hacemos con esta información? y una de las posibles respuestas es otra pregunta: ¿con qué intención se está comunicando el otro conmigo? 

La intención es parte de la empatía, ¿para qué me dice lo que me dice? ¿qué necesita? ¿cómo tengo que reaccionar a partir de lo que entendí?. Nos preguntamos todo esto porque estamos inmersos en una comunicación, y como interlocutores formamos parte de un todo, por lo que hay que entender las reglas de cada momento comunicativo.

Los valores humanos que intervienen en la empatía son los básicos y necesarios para cualquier otra clase de relación humana. El respeto por el otro y la tolerancia por la diferencia no pueden faltar para llegar a comunicarse. 

Conclusión. 

La empatía es entender a otra persona con una escucha amplia y abierta, considerando que el otro tiene razones personales que abalan su discurso y su acción. Identificar la intención con la que se comunica es definir el encuadre desde donde hay que situarse para reaccionar desde una posición de simple escucha, o formulando opinión, a solicitud del otro, invitando a la reflexión y replanteo de conceptos.

La empatía se plantea en un ambiente de flexibilidad y adaptación de las partes, es un camino de ida y vuelta donde los integrantes se nutren incorporando y asimilando otras formas de pensar y hacer.

La empatía facilita el entendimiento y posibles acuerdos en mutua conformidad y armonía, en todas las áreas de desarrollo humano; individual y grupal. 

Se puede disentir respecto a lo que otra persona piensa, siente y hace, y se puede expresar la diferencia en la forma de pensar; pero no por eso imponer autoritariamente ideas o descalificar al otro, porque como ya se expresó con anterioridad, cada persona tiene sus razones que la razón de otro no puede negar ni ignorar.