Sobrevivientes del Covid

Los estragos que deja la pandemia se evidencian en secuelas psicológicas, físicas y de relación, que marcan a las personas con  traumas  lacerantes.

Las secuelas psicológicas llegan a niveles traumáticos porque los seres humanos no están preparados emocionalmente para un ataque masivo de un virus del que no se sabía de dónde provenía y como se contagiaba, pero era mortal y no había cura conocida.

El desconcierto y la desesperanza atacó al mundo, la incertidumbre  desorientó y el miedo dio su golpe de gracia, porque nadie podía cuidarse ni cuidar, el virus atacaba y no había posibilidad de controlarlo, era un barco a la deriva, nada peor que no saber cómo es tu enemigo.

Atravesados por una multiplicidad de información y desinformación que invadía, jugando con las mentes como un gran ilusionista lo hace con su público, no se sabía en qué ni en quienes creer, no había norte para nadie, la brújula de la humanidad estaba en manos de los jefes de estados y de científicos, la humanidad perdió su libertad.

Barbijos, alcohol, desinfectantes, higiene, aislamiento, algo ayudó, pero la laceración de las familias y de las sociedades fue inevitable, la parca no hizo distinción de edad, sexo, etnia o nivel social, la muerte terminaba con el sufrimiento de los enfermos, que en paz descansen, pero lo peor le tocó a los  que quedaron destrozados por la velocidad de los decesos y no pudieron despedir a sus seres queridos, con ellos parte de su historia se escurría por sus dedos, la sangre de su sangre fluyó en un profundo desgarro de dolor, desidia, desesperanza y angustia con sabor a injusticia.

¿Pensás que podías haber hecho algo más para evitar su muerte? Tal vez en la lentitud de la elaboración del pensamiento que rumea una y otra vez los recuerdos, pero en la velocidad de la realidad de lo que pasó, no podías hacer nada más, solo queda la aceptación de su ausencia.

Para los sobrevivientes es frustrante saber que nada va a ser como antes, no se vuelve nunca más a lo que fue, siempre quedará en el recuerdo un luto eterno y la certeza que somos vulnerables y frágiles para los designios de la naturaleza y de la ciencia.

Cuando se siente la vulnerabilidad se pierde la inocencia para siempre, el mundo creció de golpe y eso trae secuelas colaterales. ¿Cuál va a ser la nueva normalidad? no se sabe, va a pasar mucho tiempo para que nos enteremos, tené paciencia, aceptá y mientras tratá de vivir.