La relatividad del momento social
Quién no sintió en carne propia los cambios económicos-sociales que en los últimos años devinieron vertiginosamente.
Todo cambia y nos expone a una adaptación rápida, forzosa y necesaria.
Es una adaptación rápida porque todo se modifica a velocidades aceleradas.
Es forzosa porque se presenta y obliga a modificar hábitos y costumbres.
Es un cambio necesario, porque hay que adaptarse para seguir formando parte y sosteniendo las áreas de pertenencia de cada uno y para continuar haciendo lo cotidiano.
La dificultad se presenta cuando en el torbellino de circunstancias surge la desorientación y no se encuentra la referencia para guiarse, para entender qué está bien o no, saber qué hacer y qué no.
Cambiaron los valores humanos, lo que en otros tiempos era bueno y se usaba ¿ahora no?
Los valores siguen vigentes, la diferencia radica en que no son de uso masivo. Algunos años atrás las sociedades se regían por los mismos valores, y las familias, las instituciones, toda la sociedad ayudaba a guiar con los mismos códigos de referencia.
En la actualidad florece la particularidad, los usos y costumbres se restringen por lo individual, los que se unen en pequeños grupos de pertenencia que se sostienen por los mismos valores, hábitos y costumbres.
El adulto esta en serios problemas porque fue criado con valores rígidos y normas infranqueables, para confrontarse con la labilidad de las relaciones humanas actuales, en donde el compromiso personal en cualquier área es muy poco y variable, y los valores humanos están, pero se usan en forma diferente.
El anciano mira y actúa en este mundo desde la óptica de, “ yo soy así no voy a cambiar, pero que loco está el mundo no?”, tratan de entender, sus raíces no lo dejan moverse mucho, la experiencia los marca a fuego, pero tiene una ventaja: está más allá del bien y del mal, expresan sin pelos en la lengua lo que les generan las nuevas conductas. Comunicarse es fundamental para todo.
Los niños son los más aventajados porque ya nacen y se desarrollan inmersos en las nuevas modificaciones.
El adolescente está un poquito más complicado porque tiene el ímpetu de la edad, siente que todo es posible, y al no tener parámetros estables donde guiarse, se le presenta la amplitud en el concepto de lo que se debe y no hacer.
La organización familiar cambió, hombres, mujeres, y niños modificaron sus funciones y dinámicas sociales.
El rol a desempeñar es una referencia fundamental para no perder el rumbo en la crianza de los niños y en el funcionamiento cotidiano familiar.
Definir las funciones y las pautas de convivencia por medio del diálogo, son el inicio de ambientes contenedores, ordenados y dinámicos, en todas las áreas de pertenencia y desarrollo social del individuo.