La Resiliencia

A diario nos asombra la capacidad que tienen algunas personas para recuperarse después de acontecimientos adversos graves y luego desenvolverse en la vida con eficacia y emocionalmente equilibrados. Entonces nos preguntamos: ¿cómo lo hacen, cómo pueden superarse, de dónde sacan fuerzas? ¿Yo podría?. Todas las preguntas son válidas cuando hay conductas que nos muestran que se puede.

Hay que saber que cada persona tiene una determinada capacidad para reaccionar y adaptarse a las situaciones estresantes de la vida. Esta capacidad se puede perfeccionar porque depende de muchos factores posibles de entrenar. Por eso, todos somos resilientes en la medida del desarrollo de nuestras capacidades.

Hay personas, familias, grupos y comunidades resilientes, en donde todos favorecen la adaptación, la asimilación, y la resolución de situaciones estresantes, y en donde también colaboran en la prevención y/o minimización de los eventos críticos.

La efectividad de la resiliencia en una misma persona es variable a lo largo del tiempo. En ocasiones puede ser más efectiva, y en otras ocasiones menos, dado que depende de variables que se conjugan en pensamientos, conductas y acciones.

Algunas recomendaciones

Hay condiciones que favorecen el recurso de resiliencia en el ser humano.

Es fundamental desde los primeros años de vida proporcionar afecto, contención, y atención, en todas las áreas de su desarrollo. A nivel emocional, intelectual, físico, y social, la demostración de afecto y cariño proporciona bienestar, y a lo largo del tiempo, combinado con otros factores, genera seguridad personal y autoestima alta, además de mostrar una forma de relacionarse, y una manera de acercamiento amoroso y empático con el entorno.

La estimulación temprana de los niños, intelectual y cognitiva, genera recursos para resolver situaciones y conflictos. Es muy importante compartir momentos y propiciar elementos para el juego y la lectura. De esta manera se generan habilidades y se abren posibilidades para ver el mundo que los rodea con más opciones resolutivas, sin olvidar que poner los límites adecuados acorde a la edad, proporciona una guía de conducta.

La atención física, desde el chequeo médico hasta una buena alimentación, forman parte del bienestar general que una persona necesita para poder afrontar con fluidez, buena predisposición, y eficacia, situaciones estresantes y/o de crisis, a lo largo de su vida.

Las redes sociales resilientes son otro de los factores que ayudan a superar los momentos difíciles de la vida. Un entorno contenedor, afectuoso, y positivo, genera un ambiente de seguridad, fortaleza, y apoyo, en donde se puede pensar ,dialogar, y compartir lo que nos pasa, pudiendo escuchar opiniones para luego sacar nuestras propias ideas, soluciones y oportunidades.

La consulta a un profesional psicólogo puede ayudar a acortar los tiempos de elaboración del proceso, disminuir el sufrimiento emocional, y también mantener las redes sociales de contención y de pertenencia, que en muchas ocasiones se llegan a romper por manejos erróneos de las situaciones imperantes en las crisis.

Es importante poder lograr una postura constructiva frente la adversidad, cambiar la forma en que vemos el mundo y sus circunstancias dinámicas. Crear proyectos a corto y largo plazo es una actitud que desvía la mirada a otros horizontes fomentando el cambio , la esperanza y el resurgimiento personal.

No todo está perdido. Algo se transformará, y algo seguirá igual, lo importante es reponernos y encontrar el equilibrio emocional para tener una óptima calidad de vida, porque la vida debe ser vivida de la mejor manera que cada uno pueda y quiera.

Recuperarse y seguir: ese es el objetivo.